El taller pretende una aproximación a la dramaturgia actual (una de tantas posibles) a través de cuatro espectáculos recientes de referencia, radicalmente distintos: El bar que se tragó a todos los españoles, de Alfredo Sanzol; El cuaderno de Pitágoras, de Carolina África; Y los peces salieron a combatir contra los hombres, de Angélica Liddell y Final de partida, de Samuel Beckett. El curso se plantea a través del análisis de los ejemplos propuestos y también del trabajo práctico de escritura de los participantes, a partir de elementos extraídos del análisis a realizar.
Los dos primeros espectáculos escogidos representan dos ejemplos, cada uno con sus especificidades, de una concepción primordial del teatro como lugar para contar historias. Historias que deben, por supuesto, tocar, emocionar y hacer pensar, pero que se plantean desde el juego teatral y la primacía de la comunión con el espectador. Aquí, el teatro es un lugar donde el público acude a disfrutar junto con los intérpretes.
El espectáculo de Angélica Liddell se plantea desde la denuncia y la provocación al espectador para conseguir un efecto social. Aquí, el teatro es un lugar donde los intérpretes pretenden, sobre todo, agitar al público.
Por último, el espectáculo de Beckett es un híbrido de estas posturas extremas: cuenta una situación (más que una historia) en la que el juego de encarnación de los personajes por los actores aún es fundamental, posee esa faceta de comunión. Pero supone también un elemento de interrogación social de primer orden. Aquí, el teatro es un lugar donde la gente viene a hacerse preguntas.
Las divisiones habituales de los géneros o de los descriptores que usamos para referirnos al teatro nunca son absolutas, porque el teatro, como la vida, es un continuo. Tragedia y Comedia. Drama. Drama social, melodrama, tragicomedia, teatro post-dramático, esperpento, teatro político, sátira, teatro del absurdo, etc., etc.
Tampoco nuestra división pretende ser absoluta (¡ni se nos ocurriría!). Estamos convencidos de que tales divisiones son ficticias. Constructos de nuestra mente, que necesita clasificar para organizar, jerarquizar y entender (sea lo que sea este verbo). Pero observar y buscar diferencias es un método divertido para sumergirnos en este mundo infinitamente complejo (nuevamente: como la vida) del relato de las acciones humanas: de la Dramaturgia.
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