Volver a Noticias

Rubén Darío, el desafío de convertirse en Galdós

El Último Viaje / Prensa

El actor, que interpreta al venerado escritor en el montaje ‘El último viaje de Galdós’, subraya que ha incidido en transmitir la verdad que revela su cosmogonía

El teldense Rubén Darío se enfrenta a una de las interpretaciones más comprometidas de su carrera: encarnar al icónico novelista canario Benito Pérez Galdós en el montaje escénico ‘El último viaje de Galdós’, que se estrena los próximos días 8, 9 y 10 de octubre en el teatro Pérez Galdós de la capital grancanaria. A las órdenes de Mario Vega, el actor, de 38 años, se transmuta en un vulnerable y anciano Galdós de 76 años, que consume sobre una vetusta silla de ruedas sus últimos días de existencia cicatrizando las heridas de las intensas relaciones sentimentales mantenidas con las mujeres que lo acompañaron.

Darío, que formó parte del elenco de la primera producción de Unahoramenos para el ‘Laboratorio Galdós’, ‘Ana (también a nosotros nos llevará el olvido)’, regresa a la tercera y última entrega de esta ambiciosa trilogía, cuyo texto escriben los reconocidos dramaturgos madrileños Mariano Llorente y Laila Ripoll, quienes recibieron hace unos años el Premio Nacional de Literatura Dramática y el Premio Max a la Mejor Autoría Teatral.

El actor, que ha participado en varios proyectos cinematográficos como ‘Una hora menos’, de Fran Spano, ‘Mujeres con texto’, de Pedro García, o en ‘No Way to the paradise’, de Ian Brooklin, asegura que se enfrenta al personaje desde el respeto más solemne. “Hemos construido un Galdós muy cercano, llano y humano, que nos descubre sus necesidades carnales en la recta final de su vida. Él mismo se reconoce un guiñapo, un carcamal, una porquería, un viejo que huele a orines. No he intentado ser Galdós, sino que me entregado a un texto muy bien escrito para trasmitir la verdad que revela toda su cosmogonía”. Darío se ha acercado a infinidad de materiales sobre el autor de los ‘Episodios Nacionales’ para entender mejor su imaginario y su personalidad, que sigue siendo aún una incógnita, desde la reciente biografía escrita por la reputada galdosista Yolanda Arencibia a los epistolarios cursados entre el novelista canario y la escritora Emilia Pardo Bazán o la actriz Concha Morell, pasando por notas y crónicas de la época que evidencian su dimensión como autor de referencia en España y Europa. “Conozco hasta los nombres de los perros que tuvo y he tocado sus monóculos y gafas originales, sus bastones y muchos de los objetos personales que se custodian en su casa-museo, quizás con la esperanza de percibir el influjo poderoso de su nobleza”.

El actor no se baja en ningún momento de su silla de ruedas de madera y no es hasta casi pasados los 45 minutos que no entra en acción, aunque su presencia es omnipresente a lo largo de toda la función porque su enjuta figura siempre ocupa un lugar preminente sobre el escenario. “Me ha costado mucho porque soy un actor muy energético y esta interpretación me exige limitar y pausar muchos los movimientos y los ritmos de respiración a la hora de impostar los textos”, añade.

“Me ha costado liberarme de su grandiosidad humana y creativa, de ese universo que te aventura que jamás llegarás a ser conocido de esa persona. Ahora me resulta cotidianamente humano y vecino, y me imagino hablando con él horas y horas sobre los acontecimientos de su peripecia humana”, sostiene el actor. “Este Galdós me ha proporcionado muchas claves positivas y me ha hecho reflexionar sobre cómo nos vamos despidiendo desconsoladamente de las personas que nos rodean y sobre la imagen que los demás conservan de nosotros”.

“Todos los personajes que he interpretado hasta la fecha han sido un reto. Todos los personajes que cuentan un conflicto merecen ser defendidos con intensidad. Pero probablemente si sea el más complejo por la verdad que cuenta. He profundizado mucho en este Galdós del que hablan más los demás que él de sí mismo. El mantiene solo una idea, la de poder despedirse de las mujeres que han poblado su universo, reconociendo desde la ternura que con algunas no fue todo lo honesto que pudo haber sido. A Concha Morell le dice, por ejemplo, “Dios sabe que te quise, a mi manera y torpemente. Pero te quise…” Desea redimirse de los amores maternales, juveniles, maduros, pasionales, corrosivos, distantes, frustrados… El texto se desarrolla con un lenguaje de penetrante lucidez que nos acerca a la experiencia íntima. Es como si viéramos la vida desde la óptica que la entendía Galdós”, subraya el actor. “El texto de Llorente y Ripoll ya te avanza mucha información sobre este Galdós y los personajes que son quienes lo terminan construyendo. Los monólogos son precisos y ricos llevando al público a distintos instantes y emociones. Se emplean, incluso, textos extraídos de una entrevista que Galdós realizó a la reina Isabel lI en Francia”.

En la prosopografía de Galdós se transparentan los daguerrotipos de una hábil Pardo Bazán, una inocente Sisita, una enérgica Dolores, una desgraciada Lorenza o una transparente Conchita. Y ellas van enhebrando el relato alrededor de un verosímil Galdós que sigue intacto.

‘El último viaje de Galdós’ cuenta con una ‘actriz’ singular, la perra Luna del propio Rubén Darío que interviene en la escena final de la producción. “Hacía falta un perro y no dudé en ofrecer a Luna, que es muy dócil y recogimos con dos meses en un albergue hace varios años”. La perra de nueve años ya, cruce de samoyedo con pastor alemán, ha formado parte de los ensayos como un miembro más del reparto.

El último viaje de Galdós. Tercera producción del Laboratorio Galdós. Coproducción de Unahoramenos y el Teatro Pérez Galdós.
AUTORES
Laila Ripoll y Mariano Llorente
DIRECTOR
Mario Vega
ELENCO
José Luis Massó
Alicia Ramos
Lili Quintana
Marta Viera
Ruth Sánchez
Maday Méndez
Rubén Darío

 

 

Co-producen

Laboratorio Galdós
Laboratorio Galdós
Laboratorio Galdós

Patrocinan

Laboratorio Galdós
Laboratorio Galdós
Laboratorio Galdós
Laboratorio Galdós
Laboratorio Galdós
Laboratorio Galdós
Laboratorio Galdós

Conecta con nosotros