El Último Viaje / Montaje 2020 / Prensa
Concha Morell / Marta Viera
Marta Viera: «Nos hemos acercado a un Galdós desconocido, obviando el
peso de su dimensión literaria»
La actriz que interpreta en ‘El último viaje de Galdós’ a la actriz Concha
Morell, señala que su personaje «es un regalo»
Galdós mantuvo intensas y traumáticas relaciones con varias mujeres durante
su vida. La actriz Marta Viera interpreta en el montaje que dirige Mario
Vega, ‘El último viaje de Galdós’, a la actriz judía Concha-Ruth Morell, que
murió de tuberculosis en Santander el mismo año que Lorenza Cobián, madre de
la única hija que tuvo el novelista canario. Sobre esta mujer que encarnó
algunos de los personajes de Galdós en obras como ‘Realidad’ y que los
expertos ven rasgos suyos en ‘Electra’ y ‘Tristana’, Viera señala que se
trata de «una mujer de mucha personalidad, fuerza y emotividad, que combina
su carácter con dosis de una extrema sensibilidad e histrionismo». Con todos
esos rasgos la actriz ha construido un personaje magnético, al que se añade
la dificultad que le exige físicamente una particularidad que no pasa
desapercibida a los espectadores: que se traslada durante toda la función
con la ayuda de unas muletas axilares de madera.
Alrededor de la primavera de 1891 Galdós conoció a la joven Concha Morell en
uno de sus paseos por Madrid. Concepción, Concha, llenó de cartas los
cajones secretos de don Benito, y fueron precisamente las elocuentes
palabras escritas por la actriz las que pasaron, a menudo de manera casi
literal, a la boca de Tristana. En lo físico eran idénticas y son descritas
así tanto una como la otra: «boniquilla, rubia, esbelta, tan blanca de piel
que casi resplandece. Y en realidad así se muestra Viera sobre la escena,
vestida por Nauzet Afonso con un traje de raso y un tocado profusamente
engalanado de flores que se enreda en su pelo recogido.
Regalo de personaje
Cuando Tristana se publicó, el amor entre Morell y Galdós había terminado. Y
mal. «Concha Morell en la obra cuya dramaturgia escriben Mariano Llorente y
Laila Ripoll es un contrapunto a Emilia Pardo Bazán», señala la actriz, que
ha participado en todos los montajes de la trilogía galdosiana producida por
unahoramenos y el Teatro Pérez Galdós. «Morell es un regalo de personaje. Se
trata de una mujer única. Sus ideas de lucha e independencia de la mujer, la
devoción que siente por Galdós. Me he permitido no acudir a ideas
preconcebidas sino a acercarme a la mujer rebelde que fue ella dentro del
ámbito de amantes sumisas a modo de excepción llamativa».
«En ‘El último viaje de Galdós’ Mario Vega consigue equilibrar las
atmósferas y empastar convincentemente a los dispares personajes que
deambulan por el teatro y el escenario, para mostrarnos un Galdós más
íntimo, vulnerable y humano. La obra nos acerca a detalles de su vida, a sus
temores, a las injusticias que padeció estando vivo, a sus referentes
humanos. Más allá del escritor nos quedamos con la fragilidad de su persona
en la recta final de su vida: de dónde viene, cuáles son sus fantasmas, qué
lo pudo atormentar, sus anhelos, derrotas y victorias. Nos acercamos a un
Galdós desconocido, ya que siempre se nos muestra como un personaje rodeado
por el peso de su dimensión literaria», explica Viera.
La actriz reconoce que en los últimos tres años se ha vista ‘atrapada’ en
las fauces del Laboratorio Galdós, el proyecto de experimentación escénica
en cuyo seno se han fraguado las producciones ‘Ana’ (2018), ‘El crimen de la
calle Fuencarral’ (2019) y este último viaje de Galdós. «Vega ha sabido
jugar y crecer en este Laboratorio, permitiéndose equivocarse en ese proceso
de búsqueda con los actores, actrices y dramaturgos invitados. Todos hemos
crecido y evolucionado en este proceso colectivo desde la complicidad»,
añade. Acaba de estrenar el montaje de música y poesía ‘Todo el cielo’ con
dramaturgia del Yeray Rodríguez y en diciembre retoma el espectáculo ‘Moria’
de cara a su estreno en enero en el Teatro Cuyás.
A pesar de Galdós, confiesa que no ha llegado a saturarse del novelista
canario. «Hay tanto que descubrir y aprender aún de él que no me cansaría
nunca. Las dinámicas y visiones han sido diferentes en cada proyecto.
Podríamos producir infinidad de montajes alrededor del universo galdosiano»,
dice. «Cada vez hemos contado cosas diferentes y es imposible saciarse de un
genio tan poderoso y enriquecedor. Por favor, ¡más don Benito!», propone.
Conecta con nosotros